La elección del color o colores para pintar las paredes de la cocina es muy importante, para crear una atmósfera acogedora y doméstica que es independiente del tipo de decoración de interiores que se elija. Las posibilidades son muchas y varían según el tipo de efecto que se desee, el tamaño de la habitación en cuestión y, por supuesto, el gusto personal.
La decoración es la primera cosa con la cual relacionarse antes de decidir en lo que respecta al color de los muebles y el tipo de contexto que desea crear. Por ejemplo, si usted apuesta por el minimalismo, con mobiliario básico que destaque el espacio abierto, nada mejor que el color blanco que le da luz y brillo, además de dar a la cocina una sensación de limpieza y libertad.
Sin embargo, si sus muebles son de colores claros, especialmente en blanco, pintar las paredes blancas creará un efecto muy acogedor. Es preferible utilizar colores pastel, no demasiado oscuros o sino existe el riesgo de hacer que la cocina parezca más pequeña y sobretodo poco iluminada.
Los que optan por el diseño de cocina rústica, color madera, o en tonos pastel, pueden apostar con seguridad con el blanco, porque en ese caso los muebles de madera o de colores compensarán el blanco de las paredes, y los colores cálidos, tal vez un tono claro, para no oscurecer la habitación demasiado.
Un agradable, cálido y acogedor efecto está dado por tonos que van del amarillo al naranja, o la escala de color marrones, tierras y cocidos, de preferencia claros para no tomar demasiada luz en la cocina, sobretodo si el mobiliario es de madera.
Una vez elegido el color de las paredes puede centrarse en la técnica decorativa de pintura que más le guste. Pintar en color monocromático es sin duda el más fácil de realizar, pero si no le gustan las soluciones sencillas y quiere darle un poco de personalidad y carácter a su cocina, vale la pena tener en cuenta las diferentes técnicas de pintura. Siempre es bueno, por supuesto, preguntar y buscar el asesoramiento ofrecido por las tiendas especializadas, ya que se trata de técnicas más complejas en lo que respecta a la aplicación.
Una de las más conocidas es la técnica del esponjado o con "esponja", que depende de la creatividad de los colores impresos con esponjas especiales para crear efectos sugestivos e indefinidos. Del mismo modo es posible emplear la técnica del "difuminado", obtenida con cepillos o brochas especiales que distribuyen el color degradándolo y creando deliberadamente un efecto poco uniforme y muy original.
Ambas técnicas dan la posibilidad de mezclar varios tonos de colores juntos en virtud del hecho que producen un efecto que no es riguroso y muy creativo, por otra parte, precisamente porque las paredes serán cromáticamente irregulares, se tiene la ventaja, en comparación con la clásica pared de color uniforme , para ocultar mejor, con el tiempo, manchas e imperfecciones.
Ambas técnicas dan la posibilidad de mezclar varios tonos de colores juntos en virtud del hecho que producen un efecto que no es riguroso y muy creativo, por otra parte, precisamente porque las paredes serán cromáticamente irregulares, se tiene la ventaja, en comparación con la clásica pared de color uniforme , para ocultar mejor, con el tiempo, manchas e imperfecciones.
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